Comparto, de Tich Nanh Hant, en El Arte de Vivir:
La práctica espiritual es el arte de conocer la forma de generar felicidad y manejar el sufrimiento, al igual que un jardinero conoce la forma de hacer un buen uso del lodo para cultivar flores de loto. La práctica espiritual es lo que nos ayuda a superar momentos exigentes y difíciles. Es el arte de detenerse y contemplar con profundidad para adquirir una visión más honda. Es algo muy concreto. Cultivamos un cuerpo de práctica espiritual —al que podemos también llamar nuestro cuerpo del Dharma— cultivando las semillas de despertar y de plena conciencia en la vida diaria. Cuanto más sólido se haga nuestro cuerpo espiritual, más felices seremos, y más capaces seremos de ayudar a los que nos rodean a ser más felices
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