El Tercer Milagro de la Atención es alimentar el objeto de tu atención.
Cuándo fue la última vez que miraste los ojos de tu ser amado y le preguntaste: «¿Quién eres, querido?» No te quedes satisfecho con una respuesta superficial. Pregunta de nuevo: «¿Quién eres tú que has tomado mi sufrimiento como si fuera el tuyo, mi felicidad como si fuera la tuya, y mi vida y mi muerte como tu vida y tu muerte? Querido, ¿por qué no eres una gota de rocío, una mariposa, un pájaro?». Pregúntaselo con todo tu ser. Si no prestas la adecuada atención al ser amado, es como darle muerte. Cuando estéis juntos en el coche, si estás inmerso en tus propios pensamientos, asumiendo que ya lo conoces todo de él o de ella, irá muriendo lentamente. Pero si eres consciente, tu atención regará la flor que está empezando a marchitarse: «Sé que estás ahí, a mi lado, y eso me hace muy feliz». Con atención serás capaz de descubrir muchas cosas nuevas y maravillosas, sus alegrías, sus facultades ocultas y sus más profundas aspiraciones. Si no pones en práctica la atención adecuada, ¿cómo puedes decir que le amas?
Tich Nah Hant
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